miércoles, 30 de enero de 2013

Un hombre llamado Euro


Cuando Euro Cabré Miravall supo hace unos años por la televisión que la nueva moneda europea se llamaría como él exclamó, con una sonrisa en los labios, ante su esposa y sus tres hijas: "Miren pondrán mi nombre al dinero y nadie me ha venido a decir nada".

Su padre, un republicano ateo, decidió en 1935, cuando nació, ponerle el nombre de Euro, tras consultar unos pequeños libros que tenía en su casa y agradarle la sonoridad de ese nombre. Euro, que de pequeño no estaba nada conforme con el nombre porque un profesor lo llamaba Ebro, como el río, y porque era el único niño en el pueblo con este apelativo, un día, con apenas ocho años, preguntó a su padre por qué le había puesto este sustantivo como patronímico. "Él supongo que para contentarme -explica- me dijo que no me quejara porque un día mi nombre sería el más famoso del mundo y tendría mucha más importancia que la del resto de mis amigos". 

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