martes, 13 de noviembre de 2007

Pekín 2008: Olimpiadas y derechos humanos




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Nueva campaña de Amnistía internacional para concienciar a las autoridades del gigante asiático de que las violaciones de los derechos humanos no se pueden ocultar ni siquiera detrás de la espectacularidad de unos Juegos Olímpicos.
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Cuando queda menos un año para que den comienzo en Pekín los Juegos Olímpicos, muchas personas de dentro y fuera de China están empezando a mirar hacia el futuro para determinar el probable legado de los Juegos para los derechos humanos en China. Amnistía Internacional mantiene bajo observación de cara a agosto de 2008 las principales cuestiones de derechos humanos y evalúa en qué medida se ajustan a la promesa de las autoridades chinas de mejorar la situación de los derechos humanos antes de las Olimpiadas.

Aunque se han hecho avances en áreas limitadas –a saber, la reforma del sistema de pena de muerte y mayor libertad de información para el periodismo extranjero en China–, AI teme que este progreso se vea ensombrecido por los aspectos negativos que se mantienen –en particular, la creciente represión ejercida contra el activismo de derechos humanos y el periodismo chinos, así como la persistencia de la “reeducación por el trabajo” y de otras formas de detención sin juicio–.

Las declaraciones oficiales indican que se están utilizando las Olimpiadas para justificar tal represión en bien de la “armonía” o la “estabilidad social”, en vez de permitir que sirva de catalizador para llevar a cabo reformas. En todo el mundo, la experiencia demuestra que la mejor forma de conseguir estabilidad social consiste en garantizar la protección de los derechos humanos fundamentales basándose en el Estado de derecho.

Tanto en China como en el resto del mundo, muchas personas tienen grandes esperanzas de progreso en la situación de los derechos humanos como consecuencia de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, la imagen de las Olimpiadas sigue viéndose empañada por constantes informes sobre “arresto domiciliario”, tortura o juicio injusto de activistas chinos y sobre ampliación de los sistemas de detención sin juicio en Pekín en el marco de una operación de “limpieza” de la ciudad de cara a agosto de 2008. Si las autoridades no toman medidas significativas para modificar tales prácticas, es probable que las denuncias de abusos sigan aumentando a medida que se aproxima el comienzo de las Olimpiadas, con la consiguiente publicidad negativa no sólo para China, sino también para otras partes interesadas del movimiento olímpico, incluidos el Comité Olímpico Internacional y las empresas patrocinadoras de los Juegos.

Amnistía Internacional no se opone a la celebración de los JJOO en China y sigue confiando en que puedan tomarse todavía medidas inmediatas para fomentar un entorno más favorable a los derechos humanos durante las Olimpiadas de Pekín de agosto de 2008 y después de ellas.

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